¡Sí, sí! Me cuelo literalmente en el coche de la novia (que nadie se piense que me meto en el maletero…). Antes lo hablo con mi novia y le explico los motivos principales para que yo vaya con ella.
El mas importante para mí es que no os podéis ni imaginar ¡la de situaciones y momentos que pueden suceder en un coche! Hay nervios, tensión, pero también es un momento muy especial, la novia con su padrino, la mayoría de las veces es su padre pero hay otras, como es el caso de Sandra, que la llevaron dos tíos suyos, ¡a cuál mas loco!
En esta ocasión lo que ella pensaba que era su coche de boda… no era lo que se pensaba, ¡y una carreta con dos bueyes la esperaba para subir los últimos 500m a la iglesia! Jajaja… Aún me acuerdo de ese momento cuando me decía “¡Esther! pero mira, ¡¡que hay dos bueyes y una carreta!!”” Jaja y yo “¡¡YA!!” (enfocando con mi cámara a su cara). Y yo, lo que quería captar era esa cara de asombro, para que dentro de unos cuantos muchos años se acuerde de ese momento…
Y el otro motivo ya se puede decir que es una tara mía, me imagino que le pasará a mas de un compañero, eso de no llegar a la iglesia… ¡es una pesadilla que tenía antes con mis novias! Ahora, desde que voy con ellas, se puede decir que tengo una menos antes del Gran Día.
Me encanta!!!
Me encanta la cara de la novia. No me extraña que tuviera esa cara, no es para menos. Ni de lejos se podría imaginar que su camino hacia la iglesia sería tan original y divertido. Está claro que esa novia quería llegar a la iglesia, fuera de la forma que sea.